Más de 20.000 sirios viven en la ciudad norteamericana de Allentown, en el estado de Pensilvania. Se trata, según el reverendo Anthony Sabbag, de “la mayor comunidad siria de EEUU”.

 Más de 20.000 sirios viven en la ciudad norteamericana de Allentown, en el estado de Pensilvania. Se trata, según el reverendo Anthony Sabbag, de “la mayor comunidad siria de EEUU”.

La presencia siria en la ciudad no es nueva. Los primeros sirios llegaron a la ciudad hace un siglo y muchas olas posteriores de inmigración continuaron, incluyendo en estos últimos años. La mayoría de los sirios que viven en Allentown son ortodoxos o católicos.

La ciudad ha vivido, pues, de cerca el conflicto de Siria en estos cuatro años de guerra. Los residentes en la ciudad han organizado actos y manifestaciones que apoyan al Estado sirio y al Ejército sirio en su lucha contra los grupos terroristas.

Las últimas celebraciones en este sentido tuvieron lugar con motivo de las fiestas de Navidad. Musulmanes y cristianos en la ciudad recorrieron juntos las calles con banderas sirias y vistiendo las ropas del Ejército sirio.

Los sirios de Allentown esperan la pronta pacificación de Siria y, sobre todo, la derrota de los grupos terroristas. Algunos manifiestan su descontento por la postura del gobierno de EEUU de ayudar a los grupos armados opositores y creen que ella es responsable del incremento del terrorismo en el país árabe.

En agosto de 2013, cuando el gobierno norteamericano amenazó con una intervención militar contra Siria bajo el pretexto del ataque químico de la Guta Oriental, muchos residentes sirios condenaron tales amenazas. Aziz Wehbey, presidente de la Sociedad Sirio-Americana de Catasauqua, desmintió que el gobierno sirio fuera el responsable del ataque y denunció la existencia de un complot de los grupos armados y sus patrocinadores para provocar una intervención internacional contra Siria.

“Assad está luchando contra los terroristas en su país. Debemos ayudarle, no castigarle”, señaló.

Estas opiniones son mayoritarias en la ciudad, según el periódico local Morning Call. “Muchos sirios apoyan a Assad o al menos lo prefieren a la oposición, que incluye facciones de grupos extremistas”.

“Los que luchan contra el gobierno ahora no son buena gente”, señala George Satouf, que dirige el restaurante Al Wadi en la ciudad. “Son terroristas”.