El mortal atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo ha puesto sobre la mesa el tema de la lucha contra el terrorismo.
El mortal atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo ha puesto sobre la mesa el tema de la lucha contra el terrorismo. Casi simultáneamente, un ataque terrorista tuvo lugar en la frontera entre Iraq y Arabia Saudí. Tres guardias saudíes, incluyendo el general Odah al Balawi, fueron muertos por terroristas del EI, que estaban tratando de infiltrarse en el reino. Ambos incidentes han subrayado la vulnerabilidad de ambos países ante la amenaza terrorista.
Francia ha mantenido en los últimos años una postura muy ambigua sobre el terrorismo en el mundo árabe. En sus discursos, los líderes franceses reafirman una y otra vez su compromiso de luchar contra el terrorismo en todas sus formas. Sobre el terreno, sin embargo, las cosas son distintas. Francia ha contribuido con dinero y armas a los grupos terroristas que actúan en el norte de Siria para derrocar al gobierno de Bashar de Al Assad. El propio presidente François Hollande ha reconocido recientemente que Francia ha armado a los “rebeldes” que lucha contra el Ejército sirio. La misma operación fue llevada a cabo con anterioridad en Libia, donde Francia apoyó a las milicias armadas en su lucha contra el régimen de Muammar al Gadafi.
En sus políticas en Oriente Medio, Francia se ha aliado con algunos regímenes del Golfo Pérsico que patrocinan el extremismo y el terrorismo, tales como Arabia Saudí y Qatar. Los expertos franceses afirman que Arabia Saudí ha trabajado en Francia para convertir a los musulmanes al wahabismo, la religión del estado saudí y la ideología de Al Qaida y el EI. Issa Ayyoubi, un profesor de Derecho Internacional, señala que “Arabia Saudí no ha invertido nunca dinero en el desarrollo de los musulmanes en Francia como comunidad, sino que sólo ha buscado expandir la tendencia wahabí”. Tanto Arabia Saudí como Qatar han invertido mucho dinero en Francia y han logrado una innegable influencia sobre la política exterior francesa. Todos estos países han patrocinado a grupos terroristas que luchan contra el estado sirio.
Asi pues, las políticas francesas y la propaganda sectaria wahabí han animado a cientos de jóvenes franceses -y europeos- a ir a luchar a Siria. Sin embargo, estas políticas se han vuelto contra sus patrocinadores. Dos de los terroristas que llevaron a cabo el atentado contra Charlie Hebdo, Said y Cherif Kouachi, llegaron recientemente de Siria, donde obtuvieron experiencia de combate, según los medios.
Ahora los países europeos temen el regreso de sus nacionales que luchan en Siria. Los servicios de inteligencia franceses -y de otros estados europeos- están picando en las puertas del Damasco con el fin de establecer una coordinación de seguridad con Siria. Según algunos medios libaneses, Siria ha respondido positivamente a las demandas francesas, pero ha estipulado que Francia debe restaurar sus relaciones diplomáticas con Siria con el fin de establecer esta cooperación. Francia no ha respondido hasta el momento.
Desgraciadamente, el atentado de Charlie Hebdo será utilizado por los partidos de extrema derecha, y sobre todo el neofascista Frente Nacional, para incrementar su campaña demagógica contra los inmigrantes, y en especial contra los árabes y los musulmanes. Este hecho demuestra que los intereses de los extremistas (los neofascistas y los takfiris) convergen y los dos grupos se necesitan el uno al otro con el fin de lograr su objetivo común: la destrucción de la convivencia social y religiosa en Francia y Europa.
Asi pues, aparte de los empleados de la revista que fueron asesinados, la víctima real del ataque terrorista de París será la comunidad musulmana en Francia, que estaba ya sufriendo una aguda islamofobia antes del atentado. Los ganadores reales son el partido de Marine Le Pen y todo el movimiento de extrema derecha en Europa. De este modo, nadie puede excluir la posibilidad de que los ataques de París fueran facilitados, e incluso instigados, por agencias e intereses de los que los terroristas ni siquiera pudieron ser conscientes.
Significativamente, los terroristas parecen haber tenido una detallada información sobre la revista. “Los atacantes estuvieron bien informados y conocían que la reunión del equipo editorial tendría lugar el miércoles a las 10 de la mañana. Durante el resto de la semana no hay mucha gente alrededor”, dijo otro periodista de Charlie Hebdo a Le Monde.
Dos opciones
En la actualidad, Francia tiene ante sí dos opciones, tal y como EEUU tuvo después de los atentados del 11-S. El país puede llevar a cabo un serio proceso para reforzar su posición política y de seguridad, lo que requiere un cambio radical en su estrategia, o puede huir hacia delante y mantener sus erróneas políticas que han llevado al crecimiento de grupos terroristas y de su ideología no sólo en Siria, sino también en Europa y otras partes del mundo.
Francia está tomando parte en los ataques aéreos llevados a cabo por la coalición liderada por EEUU en Iraq, pero, según los expertos, tales acciones serán inefectivas en ausencia de una cooperación militar y de inteligencia con los gobiernos de la región, en especial el sirio. El Ejército sirio es hoy la más poderosa fuerza en la guerra contra el terrorismo en la región y la arrogante postura francesa de no hablar con Damasco ha comenzado a volverse contra la propia Francia.
La lucha contra el terrorismo requiere un compromiso más serio por parte de los países occidentales y de Francia en particular. Los líderes franceses y norteamericanos deben revisar su postura y abandonar todas las prácticas que animan al terrorismo, como el entrenamiento y entrega de armas a los “rebeldes moderados” en Siria, que no son ni moderados ni rebeldes sino terroristas sanguinarios. Sólo el tiempo dirá si la infame masacre de la revista Charlie Hebdo llevará a los líderes políticos y militares franceses -y occidentales- a cambiar su política antiterrorista con el fin de mejorar la cooperación regional e internacional en este tema con el fin de impedir futuros atentados tanto en Europa como en Oriente Medio.