Libia está en camino de convertirse en una nueva zona de guerra en la cual se fortalecen los extremistas, con la consiguiente desestabilización de las naciones vecinas.
Libia está en camino de convertirse en una nueva zona de guerra en la cual se fortalecen los extremistas, con la consiguiente desestabilización de las naciones vecinas, señala el miercoles un editorial del diario The Washington Post.
En la medida en que la situación empeoró en los últimos dos años, Estados Unidos, Francia y otros que participaron en la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 2011, no reaccionaron con el envío de ayuda, sino cerrando sus embajadas y mirando hacia otra parte, añade el texto.
Según el periódico, unos 200 extremistas vinculados al Estado Islámico tienen un centro de entrenamiento en la oriental ciudad Libia de Derna, por lo que este país árabe, ubicado a unos 500 kilómetros al sur de Europa, puede convertirse en una plataforma de ataques terroristas contra las naciones europeas.
La población de más de siete millones de personas está dividida entre dos gobiernos, dos parlamentos, así como igual número de ejércitos, uno con sede en la oriental ciudad de Tobruk y el otro en Trípoli, la capital del país, añade el periódico.
De acuerdo con la publicación, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos respaldan a las fuerzas seculares que dominan la región este de esta nación norafricana, mientras Turquía, Qatar y Sudán apoyan al movimiento islamista Amanecer Libio en el occidente.
La causa de este creciente conflicto no puede achacarse solo a la intervención de la OTAN, que derrocó al líder libio Muammar Gadafi, sino sobre todo a la rápida retirada de las fuerzas extranjeras y el fracaso en ayudar a la estabilización del país, acota el diario.
PL