El rey Abdulá ibn Abdul Aziz de Arabia Saudí, de 90 años, murió el viernes en la madrugada.

El rey Abdulá ibn Abdul Aziz de Arabia Saudí, de 90 años, murió el viernes en la madrugada. “Con una gran tristeza, su Alteza Real, el príncipe heredero Salman ibn Adbul Aziz al Saúd y todos los miembros de la familia real expresan sus condolencias por la muerte del rey Abdulá ibn Abdul Aziz”, que falleció a la 1 de la mañana del viernes” (hora local), anunció un presentador de la televisión estatal.

El rey será enterrado el viernes después de las oraciones del mediodía y los súbditos serán invitados a prestar lealtad al nuevo monarca en el Palacio Real de Riad, añadió la declaración oficial.

Salmán, de 79 años, que fue nombrado príncipe heredero en junio de 2012, le sucederá en el trono. Y Muqrin, otro hermanastro de Abdulá, se ha convertido en príncipe heredero, según un comunicado de palacio.

Abdulá gobernó oficialmente el reino durante una década pero él dispuso, en realidad, de la riendas del poder después de que su hermanastro, el rey Fahd, sufriera un ataque cerebral una década antes.

Abdulá ha supuesto una gran decepción para muchos saudíes. Sus prometidas reformas en el reino absolutista quedaron en nada, la represión contra los opositores se intensificó, la mujer continúa sufriendo una fuerte discriminación y el país ha adoptado una postura exterior extremista enviando terroristas a Siria e Iraq y apoyando al régimen tiránico de la familia Al Jalifa en el vecino Bahrein.

Homenajes de Obama y Hollande

El presidente de EEUU, Barack Obama, rindió homenaja al rey Abdulá, calificándolo de “amigo precioso” y un “dirigente sincero” que tomó “decisiones valerosas” en Oriente Medio.

El presidente de Francia, François Hollande, “saludó la memoria de un hombre de Estado cuya acción marcó profundamente la historia de su país y cuya visión de una paz justa y duradera en Oriente Medio continúa siendo de actualidad, ahora más que nunca”.

Dudas sobre Salman

La figura del heredero, sin embargo, no ofrece muchas garantías debido a que, según algunas fuentes, padece de demencia. Él ha sido príncipe heredero y ministro de Defensa desde 2012 y gobernó la provincia de Riad durante las cinco décadas anteriores. Durante los últimos meses de su vida, el rey Abdulá intentó convertir, al parecer sin éxito, a su hijo Miteb en príncipe heredero.

Salman forma parte del pequeño grupo de príncipes que dirige la política interior y exterior del reino. Arabia Saudí no cuenta con una constitución, ni un parlamento ni elecciones. El presupuesto estatal no está separado de la fortuna de la familia real, lo que hace que este país sea testigo de una enorme ostentación de opulencia a manos de los miles de miembros de la familia real -que diponen de palacios, aviones privados y yates entre otros lujos- mientras que un gran número de saudíes sufren la pobreza.

Salmán continuará las actuales políticas del reino que dependen por encima de todo del mantenimiento de la alianza con su protector, EEUU.

A largo plazo, los gobernantes saudíes tendrán que afrontar las necesidades derivadas de una población en rápido crecimiento y que sufre un desempleo estructural y una economía totalmente dependiente de las exportaciones petrolíferas. También tendrán que hacer frente a las crecientes demandas en favor de derechos y libertades de la población.

Otro capitulo hace referencia a la exportación por parte del reino de la ideología wahabí, que es compartida por grupos terroristas como Al Qaida y el Estado Islámico.