Israel ha pasado en estos últimos días de un estado de ansiedad a uno de pánico después de que sus intentos para contener y aplacar la ira de Irán y Hezbolá.
Israel ha pasado en estos últimos días de un estado de ansiedad a uno de pánico después de que sus intentos para contener y aplacar la ira de Irán y Hezbolá -ofreciendo unas excusas indirectas a través de un alto responsable de seguridad el martes- fracasaran. El pánico se apoderó de los colonos residentes en los asentamientos del norte de Israel cuando aparecieron noticias de que comandos de Hezbolá estaban cruzando la frontera.
Hezbolá celebró los funerales el miercoles por los últimos dos de sus seis mártires que fueron muertos el domingo por un ataque aéreo israelí. Existen preparativos para la celebración de una gran manifestación este domingo en Dahiyeh (Suburbio del Sur de Beirut) para conmemorar la semana de su martirio.
Entretanto, en los asentamientos del norte de Israel, en la frontera con el Líbano, existió una situación de pánico el miércoles, después de que se extendieran las noticias entre los colonos de que un comando de Hezbolá había cruzado la frontera para llevar a cabo “operaciones de secuestro” en uno de los asentamientos. El despliegue de unidades de refuerzo del Ejército israelí en el sector central de la frontera, el bloqueo de las carreteras y los llamamientos a los colonos para que permanezcan dentro de sus viviendas hasta que las operaciones de búsqueda finalizaran sólo sirvieron para incrementar el pánico entre los residentes.
Esta situación llevó a los colonos a cerrar sus tiendas y las calles permanecían desiertas, sin vehículos o peatones a la vista. La policía y el Ejército israelí bloquearon las principales rutas y calles. El Ejército israelí anunció que iba a elevar la alerta en toda la frontera con el Líbano y a adoptar medidas para oponerse a posibles infiltradores que buscaran secuestrar a soldados y colonos.
Esta situación obligó también al jefe de Estado Mayor del Ejército israelí, Benny Gantz, a cancelar su participación en la conferencia de jefes de Ejército de los estados miembros de la OTAN.
Al mismo tiempo, medios israelíes han criticado la decisión de atacar al convoy de Hezbolá en Quneitra señalando que había sido tomada en base a un análisis erróneo sobre costes y beneficios.
Un periodista del Yediot Aharonot, Nahim Barnea, criticó el ataque de Quneitra y lo calificó de “error”. Él considera que la disculpa indirecta realizada a través de una fuente de seguridad indirecta israelí con respecto a la muerte del general iraní había “empeorado la situación” y culpó de la acción israelí al “escalafón político”. “Tal ataque sólo es llevado a cabo después de recibir la aprobación del primer ministro y el ministro de defensa... En cualquier caso, el escalafón político es el responsable”, señaló.
En ese mismo períódico, el analista militar Alex Fishman considera que “la reacción israelí al ataque ha ido del embarazo al pánico”.