Fuentes oficiales revelaron el lunes que Obama advirtió explícitamente a Netanyahu que dejara de presionar al Congreso en favor de nuevas sanciones contra Irán.
Las tensiones entre el presidente Obama y el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, están creciendo de nuevo después de que Netanyahu anunciara que iba a visitar Washington invitado por el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (Republicano por Ohio), sin una invitación del presidente.
La Casa Blanca advirtió que se trataba de una “salida del protocolo”, dado que Netanyahu no avisó al gobierno de EEUU del viaje. Este hecho podría provocar una tensión, ya que el primer ministro israelí planea pedir al Congreso en su discurso que apruebe un proyecto que impone más sanciones contra Irán, y contra el que Obama advirtió en su reciente discurso sobre el Estado de la Unión.
Tanto el presidente Barack Obama como el secretario de Estado, John Kerry, se han negado a reunirse con Netanyahu durante su próxima visita. Oficialmente, ello es debido a que las elecciones israelíes están muy próximas, pero parece que esto refleja, en realidad, una creciente irritación de Obama por los intentos de Netanyahu de sabotear las negociaciones de EEUU (y el resto del grupo 5+1) con Irán y de presionar al Congreso, donde muchos congresistas han recibido fondos del lobby sionista y su principal organización, el AIPAC (Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelí).
Fuentes oficiales revelaron el lunes que Obama advirtió explícitamente a Netanyahu que dejara de presionar al Congreso en favor de nuevas sanciones contra Irán. El miércoles, sin embargo, el primer ministro israelí anunció su intención de pronunciar un discurso en una sesión conjunta del Congreso para hacer exactamente eso.
No es sorprendente, pues, que la administración estadounidense haya visto en el viaje de Netanyahu un intento de “escupirle en la cara”.
Los halcones del Congreso esperan que Netanyahu les proporcione apoyos para conseguir una mayoría de votos suficiente para superar un veto presidencial al proyecto de aprobación de nuevas sanciones. Estos sectores sionistas creen que las sanciones destruirían una solución diplomática, que Israel no desea.
Analistas israelíes han advertido, sin embargo, que este movimiento para desafiar y socavar la autoridad de Obama podría provocar un mayor empeoramiento de las relaciones entre los gobiernos de EEUU e Israel.
Por su parte, Boehner dijo que “frente a los desafíos actuales, he pedido al primer ministro israelí que se exprese ante el Congreso acerca de las graves amenazas que el Islam radical e Irán representan para nuestra seguridad y nuestro modo de vida”.
Un discurso ante las dos cámaras del Congreso en sesión conjunta es un raro honor, pero se tratará del tercero de este tipo pronunciado por Netanyahu tras otros dos anteriores en 1996 y 2011, lo cual supone un ejemplo más del sometimiento del Congreso de EEUU a Israel y el lobby sionista.