Los griegos dieron el domingo una gran victoria al partido de la izquierda radical Syriza, liderado por Alexis Tsipras.
Se trata de un punto de inflexión para Grecia y quizás para Europa. Los griegos dieron el domingo una gran victoria al partido de la izquierda radical Syriza, liderado por Alexis Tsipras. Este último debe formar un nuevo gobierno, de aquí al miércoles. Se trata de una victoria que suscita esperanzas en el seno de la izquierda europea, en especial en España, pero también inquietud en los acreedores de Atenas.
En España se esperaban los resultados electorales de Grecia con mucha atención. Creado ahora apenas hace un año para denunciar las políticas de austeridad y la corrupción de las élites en España, el movimiento Podemos ocupa ahora el primer lugar en las encuestas. Su líder, Pablo Iglesias, que ha trabajado codo con codo con Tsipras en la campaña electoral griega, dijo que se felicitaba de que los griegos tengan a partir de ahora “un verdadero presidente y no un delegado de Angela Merkel (la canciller alemana)”.
Se trata de la primera vez en la historia de la Grecia moderna que la izquierda real ha logrado una mayoría -casi absoluta-. Un voto que significa el rechazo a la política de austeridad impuesta a Grecia desde hace cuatro años por sus acreedores.
En Francia, el líder del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, habló de “una página nueva para Europa”.
Tsipras se ha convertido en la pesadilla de Alemania, que se enfrenta ahora con la perspectiva de un gobierno griego opuesto a sus reformas y que podría incluso abandonar la zona euro para cambiar el curso de la política económica del país.
Según Julian Rappold, del Instituto Alemán de Política Exterior, la victoria de Tsipras “mina la política actual organizada en base a principios alemanes”. “El camino presentado por Merkel como carente de alternativa podría ser puesto en cuestión”, señaló.
La prensa alemana entre el escepticismo y la prudencia
Alemania, muy criticada en Grecia, y en especial por el ganador de las elecciones, Syriza, no ocultó su escepticismo ya antes de los comicios, temiendo que una victoria del partido de Alexis Tsipras pudiera en cuestión las reformas planteadas y diera un mal ejemplo a otros países europeos.
“¿Nos costará millones el triunfo del espantapájaros griego?”, señaló el periódico amarillo derechista Bild Zeitung, que ha llevado a cabo una campaña contra Tsipras y alimentado el temor de los pequeños ahorradores alemanes en relación a sus economías.
La prensa alemana más seria se ha mostrado escéptica y ha pedido a Atenas que respete los compromisos y no ponga en cuestión las reformas ya aprobadas. “Es sólo con esa condición que puede pedir la solidaridad de sus socios”, señaló un periódico regional.
Varios periódicos señalaron que las limitaciones financieras llevarán al gobierno de Tsipras a aceptar compromisos. “Grecia tiene necesidad de dinero fresco. O acepta negociar con sus socios o se declara en quiebra, lo cual sería peor”, señaló el periódico de los medios financieros Frankfurter Allgemeine.
Por su parte, el periódico Die Zeit publicó un titular un poco diferente: “Dad una oportunidad de Tsipras”, y calificó de “necesaria” la correción de las reformas para recortar los privilegios de los griegos más ricos. El periódico evocó un acuerdo entre Atenas, por un lado, y Berlín y Bruselas, por otro, en unas negociaciones discretas que fueron realizadas antes de las elecciones.