Francia intentó hacer aprobar una condena contra Hezbolá por su operación en las Granjas de Shebaa, pero fracasó en su intento.
Mientras que el Líbano interpuso una queja en el Consejo de Seguridad contra el bombardeo israelí en el Sur del Líbano y el asesinato de un soldado español de las fuerzas de la FPNUL, Francia, fiel a sus hábitos coloniales, ha jugado un papel ambiguo y negativo hacia el Líbano.
Francia sobrepasó de nuevo a sus aliados occidentales en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU con respecto a la situación en el sur del Líbano y la respuesta de Hezbolá contra las fuerzas de ocupación israelíes en las Granjas de Shebaa.
La reunión del Consejo tuvo lugar a petición de Francia y, además, el embajador francés en este organismo, François Delatre, intentó presionar a otros países miembros para que adoptasen una resolución que condenaba la respuesta de Hezbolá y la calificaba de “violación de la Resolución 1701” que podría “provocar una escalada”.
Sin embargo, la diplomacia libanesa, con el apoyo de Rusia y Jordania, logró bloquear los intentos franceses y reorientó los esfuerzos hacia una declaración “equilibrada”. En efecto, el texto se limita a expresar “una preocupación” e invita a las dos partes “a dar muestras de una contención” y a “respetar la Resolución 1701”, señalan fuentes libanesas citadas por el periódico Al Akhbar.
Francia muestra así un doble juego. Por un lado, da prueba de hostilidad hacia Hezbolá en el Consejo de Seguridad y por otro mantiene un diálogo con el partido libanés en relación al tema de la elección presidencial en el Líbano. El embajador francés en Beirut, Patrice Paoli, trató de sondear la reacción de Hezbolá tras el ataque israelí en Quneitra el pasado 18 de enero, pero desapareció de la vista después de la operación de la Resistencia libanesa en las Granjas de Shebaa.