Hemos visto al activista sionista francés Bernard-Henri Levy arengar a la multitud de la Plaza de Maidan, en Kiev, y a George Soros presumir de financiar la desestabilización en Ucrania.
Hemos visto al activista sionista francés Bernard-Henri Levy arengar a la multitud de la Plaza de Maidan, en Kiev, y a George Soros presumir de financiar la desestabilización en Ucrania.
El activista y el magnate participan juntos en una campaña mundial para pedir que los países occidentales apoyen más desde el punto de vista político y financiero al régimen de Kiev.
Levy y Soros han publicado un artículo silmultáneamente en varios periódicos: Líbération, Corriere della Sera, el New York Times y el Kyiv Post (Ucrania) los pasados 26 y 27 de Junio.
El desacreditado activista sionista y el “hombre que hizo saltar el Banco de Inglaterra” califican el golpe de grupos extremistas neonazis en la Plaza Maidan y la guerra civil que ha seguido como “una rara experiencia de democracia participativa y de construcción de una nación por sus propios ciudadanos”.
Ambos invitan también a los dirigentes europeos a profundizar en sus políticas de hostilidad hacia Rusia.
“Si los dirigentes europeos persisten en su inquietante prudencia, entonces Putin no sólo proseguirá su doble agresión, sino que argumentará que los problemas a los que hace frente su economía son debidos a la hostilidad occidental y ganará en todos los tableros. Si los dirigentes europeos se agrupan detrás de Kiev y exhortan a las instituciones internacionales a acudir en ayuda de este país de 45 millones de habitantes, que parece tocar fondo,... entonces Vladimir Putin se verá obligado a poner fin a su agresión y Ucrania podrá reemprender su larga y difícil marcha hacia las reformas; y la responsabilidad del desastre económico que amenaza a Rusia incumbirá claramente a los aventureros que la dirigen”.
El texto difiere ligeramentte en la versión del New York Times, donde se contiene un llamamiento a la Tsdeka (limosna en hebreo) para financiar las operaciones militares de Kiev. “Las potencias occidentales deben comprometerse políticamente a suministrar sumas suplementarias en función de la amplitud de la agresión rusa y el éxito de las reformas en Ucrania”.