El gobierno argentino acusó el viernes a algunos círculos de intentar llevar a cabo “un golpe de estado judicial” en Argentina al continuar un caso promovido por el fiscal pro-israelí Alberto Nisman
El jefe de gabinete de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, Jorge Capitanich, acusó el viernes a algunos círculos de intentar llevar a cabo “un golpe de estado judicial” en Argentina al continuar un caso promovido por el fiscal Alberto Nisman, conocido por sus sus simpatías pro-israelíes y acusaciones gratuitas y sin pruebas contra Irán y últimamente contra el gobierno.
Nisman apareció muerto pocas horas antes de que fuera convocado al Parlamento para dar cuenta de sus alegaciones contra la presidenta argentina a la que acusó de encubrir la implicación de Irán en el caso del ataque contra el centro judío AMIA en Buenos Aires en 1994 a cambio de beneficios comerciales para Argentina.
Los medios argentinos afirmaron el viernes que un nuevo fiscal, Gerardo Pollicita, tomará en sus manos el caso y continuará investigando las alegaciones.
La marcha convocada para el próximo miércoles para marcar el mes desde la muerte de Nisman equivale a “una estrategia para llevar a cabo un golpe judicial”, dijo Capitanich.
Él comparó los recientes problemas políticos de Kirchner con aquellos a los que hacen frente otros líderes mundiales.
“La lucha en este mundo es entre democracia y grupos oscuros vinculados a poderosos intereses económicos. Barack Obama ha hecho frente a un asalto de la recalcitrante derecha republicana y en Brasil Dilma Roussef sufre también un ataque con llamamientos a su destitución”, señaló.
Según fuentes presidenciales, Nisman fue muerto por un grupo de ex agentes de inteligencia, que lo habrían asesinado con el fin de tratar de vincular al gobierno con dicha muerte y desestabilizarlo.