La visita de cuatro parlamentarios franceses a Siria, la primera después de la ruptura de vínculos diplomáticos entre los dos países, habría debido de producirse hace tres años.
La visita de cuatro parlamentarios franceses a Siria, la primera después de la ruptura de vínculos diplomáticos entre los dos países, habría debido de producirse hace tres años.
Sin embargo, el gobierno francés ha rechazado siempre una iniciativa semejante alegando en que el presidente sirio no tardaría en ser derrocado.
Dado que las esperanzas francesas se han visto ahora defraudas parece que una cierta luz verde fue otorgada al viaje de los diputados. A pesar de guardar una cierta distancia, en esta ocasión el gobierno francés no ha interpuesto su veto.
Pese a que los propios diputados no cesan de recordar que su viaje y la estancia han sido sufragados por ellos mismos y que se trata de un proyecto personal, que no fue encargado por su partido ni por el gobierno, esta iniciativa resulta muy significativa y no puede pasar desapercibida.
Fue el diputado de la UMP (centro-derecha), Jacques Myard, el principal promotor de la visita. Él es una personalidad muy conocida en el mundo árabe desde que escribió un detallado informe sobre las revoluciones árabes después de haberse reunido con no menos de 30 expertos.
En contrapartida, el diputado del Partido Socialista, Gérard Babette, ha resultado ser el más circunspecto y se ha abstenido de reunirse con el número uno sirio, contentándose con ver a la consejera de medios del presidente, Buzaina Shaaban, al ministro de Exteriores, Walid al Muallim, a su adjunto, Faisal al Mukdad, y al mufti de la república, Sheij Hassun.
Este contacto político estuvo precedido por otros en el campo de la seguridad que se producen desde hace un año sin pasar por el Quai D´Orsay (el Ministerio de Exteriores), pero con el conocimiento del Palacio del Elíseo. Cabe citar, en este sentido, las declaraciones del hombre fuerte de los servicios de inteligencia, Bernard Squarcini (próximo al presidente Nicolas Sarkozy), que manifestó que la guerra contra el EI no se puede ganar sin la cooperación de los servicios de seguridad sirios.
El director general de las Fuerzas de Seguridad Interior del Líbano (FSI), Abbas Ibrahim, jugó también un cierto papel en este vuelco político y de seguridad.. A su retorno de Damasco, él se reunió con los parlamentarios franceses alrededor de un desayuno y él ha sido invitado al Senado francés en el contexto de un viaje suyo a Francia en el mes de marzo.
Con Hezbolá
Es necesario constatar que antes de su viaje a Damasco, la delegación francesa mantuvo un encuentro con el responsable del Buró internacional de Hezbolá, Ammar Musawi.
La delegación escuchó el enfoque de Hezbolá en la cuestión de la lucha contra el terrorismo y su llamamiento a las potencias mundiales a dar prueba de seriedad en este tema, sobre todo dado que “los peligros no tardarán en amenazarles”. Hezbolá denunció ante la delegación que Israel mantiene vínculos con ciertos grupos terroristas en la región del Golán “lo que revela sus intenciones reales de desmembrar los estados de la región y sus sociedades para transformarlos en simples zonas de seguridad bajo la hegemonía israelí.
Reforma y cooperación
Según los detalles del encuentro de los diputados con el presidente sirio, Bashar al Assad, que se filtraron a la prensa libanesa a través de medios políticos libaneses conocedores de los mismos, los diputados franceses insistieron en la “necesidad de llevar a cabo reformas en Siria”, a lo cual el presidente Assad respondió que hacía falta tener paciencia y esperar a que finalice la guerra contra los terroristas.
Cuando ellos reclamaron también una mejor colaboración entre los servicios de inteligencia y de seguridad de los dos países para hacer frente al fenómeno de los combatientes extranjeros, Assad dijo que esta colaboración debe realizarse por encima de la mesa y no por debajo.
Y sobre todo ella debe ir acompañada de un restablecimiento de las relaciones diplomáticas y políticas entre los dos países, incluyendo la reapertura de las embajadas y el retorno de los diplomáticos.
Los sirios hablaron abiertamente de la existencia de un complot occidental y de varios países árabes contra Siria en el que Francia ha jugado un papel destacado. Estos esfuerzos han sido finalmente vanos. En este sentido, los sirios fijaron como condición a la reanudación de la cooperación en temas de seguridad la interrupción de toda forma de apoyo de Francia a los grupos terroristas, ya sea en forma de entrenamiento, financiación o entrega de armas, especialmente dado que dichas fuerzas han resultado ser extremistas y no fiables.
Parece que los parlamentarios franceses quedaron convencidos de que no existe ningún tipo de oposición democrática en Siria que pueda servir como alternativa real al régimen sirio actual.
Durante su encuentro con Assad surgió otro tema: el de los kurdos que luchan en Siria contra el EI. Los diputados pidieron al Estado sirio una mayor cooperación con dichas fuerzas en su combate contra el terrorismo.