John Sawers, patrón del servicio de inteligencia británico, el MI6, hasta noviembre de 2014 se ha expresado claramente con la altivez y el cinismo que caracterizan a los algos dirigentes británicos.
John Sawers, patrón del servicio de inteligencia británico, el MI6, hasta noviembre de 2014 se ha expresado claramente con la altivez y el cinismo que caracterizan a los algos dirigentes británicos. Según él, Rusia representa una amenaza para el Reino Unido. “El peligro que Rusia supone es inminente”, dijo, según la cadena de televisión Al Arabiya.
El hecho de que Moscú apoye a los independentistas de Nueva Rusia es, según Sawers, una prueba clara de “la ambición de Rusia para hacer crecer su influencia en Europa del Este en detrimento de la de EEUU y el Reino Unido”. De este modo, ni Alemania, ni Francia ni siquiera la UE están implicados en esta historia. Se trata más bien de salvaguardar intereses extra-europeos, o dicho más claramente aún, anglosajones.
“El gobierno británico está dispuesto a defender sus intereses. Él debe prepararse para una guerra a través de terceros, como ocurre en la actualidad en Ucrania. Londres debe reforzar su defensa electrónica, puesto que Rusia busca desarrollar su influencia a través de nuevos métodos sin entrar en una confrontación frontal con Occidente”, añadió.
Cabe destacar varios puntos en las declaraciones realizadas por alguien que ha dirigido el MI6 durante cinco años. En primer lugar, él habla de influencia o hegemonía y no de temas económicos.
El segundo punto es que Sawers habla sin ambajes de la guerra que el Reino Unido debe llevar a cabo contra Rusia y que se llevará a cabo a través de terceros. Hoy en día casi todas las guerras actuales son libradas por medio de mercenarios interpuestos y en ellas puede ser vista la impronta de los países anglosajones.
El último punto a destacar es que Sawers considera que Rusia se niega a dejarse arrastrar a una confrontación con Occidente y ella parece querer jugar al mismo juego que el Reino Unido, llevando a cabo una confrontación a través de terceros, lo cual resulta inaceptable para los dirigentes británicos.