Los gobiernos occidentales mantienen un interés creciente hacia Hezbolá debido a la influencia regional del movimiento libanés.
Con una amplia zona de crisis extendiéndose por Oriente Medio la “comunidad internacional” ya no se toma mucho interés en el Líbano. Sólo Hezbolá continúa atrayendo la atención internacionnal debido a su creciente papel en la región.
Líbano ha sido suplantado en la agenda internacional por otras áreas más peligrosas. Los think tanks y centros de estrategia han perdido el interés en el país. La presidencia libanesa, los consensos parlamentarios o el mecanismo de trabajo del gobierno libanés ya no causan un interés internacional.
Sin embargo, los gobiernos occidentales mantienen un interés creciente hacia Hezbolá debido a la influencia regional del movimiento libanés. Según una fuente interna, una gran parte del interés se refiere al papel e implicación del partido en el conflicto en Siria, su capacidad de llevar a cabo una contribución efectiva en Iraq y su relación con los temas de Palestina, Bahrein etc. Esto se ha intensificado recientemente con las batallas en el Sur de Siria donde Hezbolá juega un papel relevante.
Guste o no, Hezbolá es una característica fundamental del nuevo mapa político de Oriente Medio. Es un miembro importante de uno de los dos ejes de poder que toman forma en la región: el eje iraní, que se extiende a Siria, Iraq y el Líbano, y que cuenta con el apoyo ruso, y el eje turco-saudí-qatarí-jordano.
En las pasadas semanas, este último eje -particularmente Turquía y Arabia Saudí- ha estado tratando de reintroducir a los Hermanos Musulmanes como un actor clave en todo Oriente Medio y el Norte de África con el fin de oponerse a los grupos fundamentalistas y al eje iraní.
En un momento en el que EEUU e Irán buscan firmar un acuerdo que resuelva el contencioso nuclear, Arabia Saudí ha reconsiderado algunas de sus recientes políticas, puestas en práctica durante el período del fallecido monarca Abdulá. Restaurar a los Hermanos Musuulmanes como un poder regional es un componente de la nueva estrategia saudí, que podría llevar a una normalización de relaciones con los dos países que han apoyado al grupo en los últimos años, es decir, Turquía y Qatar. Por el contrario, esta política puede llevarle a chocar con Egipto, donde los Hermanos Musulmanes están prohibidos y están considerados como una organización terrorista.
Sin embargo, este eje continúa teniendo como obstáculo la creciente presencia regional de Irán, país en el que Washington parece haber delegado la tarea de confrontar al EI en conjunción con la campaña aérea lanzada hace meses contra el grupo en Siria e Iraq.
En Iraq, la operación militar para la toma de Tikrit cuenta con el apoyo iraní. Múltiples fotos del general iraní Qassem Soleimani, jefe de la Fuerza Al Quds de los Guardianes de la Revolución iraníes, han sido difundidas por los medios. En el sur de Siria, Irán lucha abiertamente junto con Hezbolá y sin ninguna objeción por parte de los países occidentales para expulsar al EI y al Frente al Nusra de la región.
La única presencia del Líbano en el mapa es, pues, debido al rol de Hezbolá y su papel en el eje pro-irani, donde movimiento libanés ha recibido el encargo de formular una nueva estrategia en la región que se extiende desde Iraq al Mediterráneo.