Nuevos informes filtrados del sistema judicial militar israelí muestran que los casos de tortura sufridos por los detenidos palestinos se incrementaron en la segunda mitad de 2014.
Nuevos informes filtrados del sistema judicial militar israelí muestran que los casos de tortura sufridos por los detenidos palestinos se incrementaron en la segunda mitad de 2014. Los grupos pro-derechos humanos han expresado su preocupación de que los “medios especiales” de interrogatorio ya no sean tan raros como solían ser.
En 2013, hubo 16 informes referentes a torturas e interrogatorios violentos por parte del servicio de seguridad israelí Shin Beit. En la primera mitad de 2014 el número fue de 8 y en la segunda mitad esta cifra se disparó hasta los 51, es decir un incremento en seis veces.
Las torturas están bien documentadas en Israel, donde tienen que ser recogidas en los informes al tribunal. Sin embargo, ellas no son contempladas como un hecho problemático y mucho menos punible. Los abogados defensores tienen derecho a leer estos informes, pero no a copiarlos ni guardarlos, sino que ellos son luego archivados bajo una cláusula de secreto.
De los 51 incidentes mencionados en la segunda mitad de 2014 hay 19 privaciones de sueño, 14 palizas y18 mantenimientos en posturas agotadoras. Otros tipos de tortura utilizada por el Shin Bet son el mantener a los arrestados con los ojos vendados durante largos períodos de tiempo, lo que causa una pérdida de orientación; el tener a un grupo de cinco o seis interrogadores gritando durante horas en los oídos del detenido; la exposición al frío etc.
Israel es el único país del mundo que ha legalizado la tortura en caso de “urgente necesidad”, pero este estándar es a menudo determinado con posterioridad a su aplicación. Los detenidos señalan que los interrogadores israelíes van directamente a la tortura sin esperar demasiado.
El Comité Público contra la Tortura en Israel estima que la mayor parte de los palestinos interrogados han experimentado la tortura en al menos una ocasión.
Sin embargo, según el diario israelí Haaretz, la tortura no es siempre efectiva. El palestino Ziad Awad, por ejemplo, fue torturado, pero los interrogadores no lograron extraerle una confesión. En otras ocasiones, los sometidos a tortura confiesan acciones que no han cometido.