El nuevo monarca saudí parece estar moviéndose para mejorar las relaciones con Turquía y Qatar y suavizar su postura hacia los Hermanos Musulmanes con el fin de debilitar a Irán.
El nuevo monarca saudí parece estar moviéndose para mejorar las relaciones con Turquía y Qatar y suavizar su postura hacia los Hermanos Musulmanes con el fin de debilitar a Irán. Sin embargo, este giro podría tener consecuencias insospechadas en las relaciones entre Arabia Saudí y Egipto.
Durante el mandato del fallecido rey Abdulá, las dos naciones incrementaron su cooperación contra los militantes, los Hermanos Musulmanes y la influencia de Irán en la región.
Sin embargo, el presidente Abdul Fatah al Sisi se ha resistido a cualquier reconciliación con Turquía y Qatar, que han apoyado a los Hermanos Musulmanes en Egipto y cuestionado abiertamente su legitimidad. Sisi subió al poder como consecuencia de un golpe que derrocó al ex presidente Mohammed Mursi, miembro de los Hermanos Musulmanes, el 3 de Julio de 2013.
Desde esa fecha, Sisi ha llevado a cabo una campaña contra los Hermanos Musulmanes, arrestando a los líderes y a miles de seguidores de la organización y declarándola “un grupo terrorista”. Por su parte, los medios de comunicación egipcios han presentado a Turquía y Qatar como dos países que buscan desestabilizar Egipto al respaldar al grupo.
La pasada semana Sisi visitó Riad -donde coincidió aunque sin encontrarse con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan-. Salman y Sisi discutieron allí el tema de las relaciones de Egipto con Qatar y Turquía, según responsables egipcios.
“Quiero decir a nuestros hermanos en Arabia Saudí que nos están escuchando: Imaginad que alguien está tratando de destruir una nación de 90 millones de personas. ¿Cuál creen que sería la reacción popular?”, dijo Sisi visiblemente irritado en una entrevista, anterior a la visita, con el canal saudí Al Arabiya. Él se refería a los Hermanos Musulmanes y sus patrocinadores extranjeros. Este año hubo una reconciliación pública con Qatar, pero las relaciones han vuelto a enfriarse desde entonces.
Egipto y Arabia Saudí mantienen también sus divergencias en el tema de Siria. Arabia Saudí quiere la expulsión del poder del presidente sirio, Bashar al Assad. Sisi, por su parte, ha evitado pronunciarse en el tema de Siria. Existen movimientos populares en Egipto favorables al presidente sirio.
Una reciente columna en el periódico saudí Al Hayat, propiedad de un miembro de la familia real saudí, advirtió que Egipto no debe esperar “un cheque en blanco” o ignorar los intereses saudíes. “Los egipcios no pueden pedir a los saudíes que no establezcan mejores vínculos con Turquía porque Ankara apoya a los Hermanos Musulmanes”, dijo el columnista Khaled al Dekheil.
“Para Arabia Saudí, el mantener a Turquía a distancia, como a algunos en Egipto les gustaría, no servirá a los equilibrios regionales en esta ocasión”, escribió Al Dekheil. En una crítica dura hacia Egipto, inusual en un medio saudí, él dijo que El Cairo había adoptado una postura desproporcionada hacia los Hermanos Musulmanes debido a “la falta de un proyecto político e intelectual que pueda reunir a los egipcios en torno a él”.
Sisi ha negado con vehemencia que las relaciones entre Egipto y Arabia Saudí hayan sufrido desde la muerte de Abdulá. En un discurso del 22 de febrero a la nación, él mostró el “respeto y la gratitud” de El Cairo hacia Arabia Saudí y otros países del Golfo por sus ayudas económicas. Sus comentarios buscaron, sin embargo, controlar los daños después de la publicación de unas cintas de audio en las que Sisi y otros miembros de su círculo se referían en términos despectivos a las naciones del Golfo.