Sin ninguna duda, la decisión del Golfo de mover las conversaciones políticas de Yemen de Sanaa a Riad no ha sido una coincidencia.
Israa al Fass
Sin ninguna duda, la decisión del Golfo de mover las conversaciones políticas de Yemen de Sanaa a Riad no ha sido una coincidencia. Riad continúa de forma persistente su confrontación con los huthis que viene reflejada en sus periódicos cada día. Los columnistas insisten en hablar de un “golpe ilegal” en Sanaa.
El presidente saliente de Yemen, Abed Rabbo Mansur Hadi, en una carta dirigida al rey saudí Salman bin Abdul Aziz pidió al monarca, tras alabarle al principio, y a sus “hermanos” del CCG que continúen su “papel constructivo” y celebren una conferencia en Riad a la que acudirían “todos los partidos políticos yemeníes que desean preservar la seguridad y estabilidad de Yemen bajo el apoyo del Consejo”.
Como si una distribución de roles se tratara, la petición del presidente saliente muestra que él está preparado para seguir las instrucciones reales saudíes, lo que fue rápidamente saludado por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que anunció que su Secretariado hará todos los preparativos necesarios para celebrar una conferencia de diálogo yemení en Riad, la capital que ha sido acusada por un destacado grupo de yemeníes de alimentar la crisis en su país.
Sin embargo, el movimiento Ansarulá mantiene su firme posición: la de rechazar participar en el “diálogo” de Riad, lo cual convierte éste en inútil habida cuenta del rol central del movimiento en la política yemení. Cabe señalar que el Partido de la Unión de Fuerzas Populares, el Congreso Popular General, el Partido Baas y muchos de los componentes de los Comités Revolucionarios se han unido todos para apoyar la posición del movimiento de no acudir a Riad.
El portavoz del movimiento Ansarulá, Mohammad Abdul Salam, explicó en una entrevista con el sitio web de Al Manar, que su posición se deriva de su negativa a participar en ninguna conversación donde el lugar, el tiempo y el tipo no sea especificado únicamente por los yemeníes. Él subrayó que “los yemeníes son la única parte que debe decidir donde deberían tener lugar las negociaciones con el fin de llevar a cabo una auténtica conferencia de diálogo nacional”.
El analista político saudí, Saad bin Omar, dijo al sitio web de Al Manar que “la conferencia de diálogo” que tendrá lugar en Riad será celebrada “bajo los auspicios del CCG y no del reino saudí”. Él subrayó que el presidente saliente de Yemen apoyó la celebración de las conversaciones en Riad debido meramente al simbolismo de la capital elegida como cuartel general del CCG.
Sin embargo, el portavoz de Ansarulá no está de acuerdo con este punto de vista y ha señalado que “Hadi es parte de las conversaciones y no un presidente legítimo del país. Ninguna de las partes tiene derecho a imponer un nuevo lugar para el diálogo a los demás”.
Abdul Salam no se muestra convencido por las justificaciones saudíes y cree que el llamamiento es saudí a pesar de los esfuerzos realizados para presentarlo como una iniciativa del Golfo. Él señala que algunos miembros del CCG -como Omán y Kuwait- no se muestran de acuerdo con lo que proponen los saudíes.
Abdul Salam añadió que “Riad ya no es un actor imparcial en la actual crisis de Yemen sino que apoya a los grupos takfiris, Al Qaida y a elementos criminales y mantiene también una postura hostil hacia la Revolución Yemení”.
Se cree en Yemen que la posturas adoptadas por Arabia Saudí, ya sea directamente o por cuenta del CCG, han venido en respuesta a las posiciones explícitas de Ansarulá acerca del papel del reino en complicar la crisis política en Yemen. La posición de Sayyed Abdul Malik al Huthi en lo que se refiere a los intentos de Arabia Saudí de repetir el modelo libio en Yemen, su denuncia sobre el apoyo saudí a los grupos takfiris y su propuesta de soluciones alternativas aún resuena en los palacios reales. Los saudíes no olvidan tampoco el envío de recientes delegaciones yemeníes a Moscú e Irán.
Los yemeníes han roto una línea roja que había sido trazada por Arabia Saudí desde hace mucho. De este modo, lo que les corresponde es ser devueltos a la obediencia.
Abdul Salaam señala a este respecto: “Arabia Saudí todavía considera a Yemen como su estado subordinado. Esto es por lo que sufre de histeria hoy en día. Ella teme que Yemen se libere totalmente del dominio saudí”.
“¿Con qué partes va a hablar en Riad, dado que todas ellas adoptan la misma posición?”, se preguntó tras reiterar que el movimiento huthi rechaza acudir a las conversaciones de Riad.
Según Ansarulá, el traslado de las conversaciones de Sanaa a Riad busca sólo presionar a los yemeníes en el curso del diálogo. El grupo considera, sin embargo, que tales presiones serán en vano.
Además, el portavoz de Ansarulá señala que “el movimiento continuará su acción revolucionaria, ya que es una demanda nacional. Otras partes pueden ir donde quieran, pero los huthis proseguirán con sus iniciativas y nunca se retirarán”.