Después de haber abandonado su base en Yemen los norteamericanos han exportado su modelo perdedor a Arabia Saudí.
Se trata de Yemen en esta ocasión. El método norteamericano de agresión ha fracasado y así lo reconocen muchos en EEUU. Sin embargo, la fórmula se repite una y otra vez, en Siria, Ucrania, Yemen...
Así pues, después de haber abandonado su base en Yemen los norteamericanos han exportado su modelo perdedor a Arabia Saudí. Es normal. Los dirigentes saudíes son tan corruptos e incapaces que ellos sólo se limitan a copiar a los señores y dueños. Y seguro que de forma mala.
Los aviones saudíes bombardean Sanaa y dos de ellos han sido ostensiblemente abatidos. Al Qaida y el EI no han tenido en Yemen el resultado que el régimen saudí esperaba.
Mejor aún, la intervención saudí parece haber provocado la unión sagrada entre los huthis y el resto de sectores de la población.
Hace falta reconocer que hace falta ser los últimos entre los tarados para atacar Yemen, dada la complicada geografía montañosa, la densidad de la población y la abundancia de armas, que supera en número a la de EEUU. En esta ocasión no son los mercenarios terroristas de Arabia Saudí los que están en primera línea, sino que será el propio ejército saudí. Y vista su calidad, más que baja, podemos estar seguros del resultado.
De este modo, no contentos con haber iniciado un círculo de fuego alrededor de Arabia Saudí y su comparsa qatarí, los dirigentes saudíes lo completan.
Es también la primera vez que EEUU abandona precipitadamente una base militar. En este sentido, la evacuación de la Embajada en Saigón continúa estando en la memoria.
EEUU se implicó en Vietnam en 1965 e intervino directamente allí con medio millón de soldados, pero no pudo evitar el hundimiento del campo “bueno”. Arabia Saudí, un país corrupto y con un Ejército de baja calidad, fracasará más rápidamente de lo que hizo su ilustre predecesor.
Los huthis controlan el antiguo Yemen del Norte, que alberga el 90% de la población, y parte de Yemen del Sur, menos poblado.
EEUU tendrá al final, para afirmar su potencia, que invadir territorios aún más diminutos como Nauru, el Vaticano o la Isla de Mann.
En Ucrania, el fracaso estadounidense es notorio. Porochenko parece ahora querer liquidar a los “ejércitos de bolsillo” de los oligarcas con más ahínco que las guerrillas secesionistas de Nueva Rusia y dirigentes ucranianos reconocen ahora su incapacidad para derrotar a estas últimas y señalan que los actuales dirigentes las mismas ganarán cualquier elección celebrada en dicho territorio.
Por su parte, los dirigentes del tiránico régimen saudí parecen negarse a reconocer sus fracasos en Siria e Iraq y querer crear otro caos en Yemen. Pero es un caos demasiado cerca de casa.
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