“La intervención de la coalición de países liderada por Arabia Saudí en Yemen no tomará fin hasta que los milicianos shiíes huthis hayan depuesto las armas y se retiren de los territorios que ocupe
“La intervención de la coalición de países liderada por Arabia Saudí en Yemen no tomará fin hasta que los milicianos shiíes huthis hayan depuesto las armas y se retiren de los territorios que ocupen”, amenazó el domingo el jefe de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, en Sharm al Sheij, en Egipto, en el segundo y último día de una cumbre de la normalmente ineficaz organización.
Algunas voces, como las de Iraq, Argelia o Líbano, no han mostrado su apoyo al ataque contra Yemen o lo han condenado. Siria está excluida de esta organización por presiones de Arabia Saudí y Qatar.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, dirigió un mensaje a la Liga que fue leído por el secretario general y en el que insistió en un arreglo político para las crisis siria, libia y yemení, según el canal de televisión Al Mayadin.
“Vuestro encuentro se realiza en un momento de importantes evoluciones políticas, sociales y económicas en Oriente Medio y el Norte de África, incluyendo en países que siempre mantuvieron relaciones amistosas y de cooperación con Rusia”, dijo Putin, antes de añadir. “Apoyamos siemprer los esfuerzos de las naciones árabes que buscan garantizar un futuro seguro y respaldamos el arreglo de todos los problemas de una manera pacífica”.
Estos comentarios fueron considerados como un rechazo a la agresión saudí contra Yemen y a la política del reino wahabí de tratar de derrocar al gobierno legítimo de Siria y provocaron una reacción airada del ministro de Exteriores, príncipe Saúd al Faisal. “Él habla de los problemas de Oriente Medio como si Rusia no tuviera influencia en ellos”, dijo a la cumbre después de que la carta fuera leída. Él reprochó además el apoyo militar ruso a Siria.
Rusia comprende probablemente el papel destructivo que desempeña Arabia Saudí en lo que se refiere al apoyo al terrorismo y el fomento de los conflictos sectarios en la región. El último ataque del príncipe Saúd al Faisal contra Rusia tiene que ver con los esfuerzos diplomáticos que está realizando este país, que juega como mediador entre el gobierno sirio y la oposición moderada.
Hasta el momento, Rusia ha realizado algunos progresos en la convergencia de puntos de vista entre las partes del conflicto y sobre la necesidad de realizar concesiones por parte de todas ellas con el fin de superar los obstáculos para el diálogo. La posible presencia del enviado de la ONU, Staffan de Mistura, en las consultas de Moscú podría hacer que éstas sean más fructíferas.
En relación a las críticas saudíes contra el apoyo militar de Rusia a Siria, el portavoz de la presidencia rusa, Dimitri Pushkov, afirmó que “no existe nada que prohíba la cooperación militar y técnica entre los dos países”. Rusia ha sido uno de los principales suministradores de armas a Siria con el fin de fortalecer este país contra los grupos terroristas, apoyados por países como Arabia Saudí, Qatar y Turquía, por considerarlos una amenaza no sólo para Siria sino para todo el Oriente Medio y también para Europa, Asia y África en su conjunto.
Las relaciones ruso-saudíes se han estado deteriorando en los últimos tiempos después de que Arabia Saudí pusiera en marcha una política de saturación de los mercados con el fin de hacer caer los precios y dañar las economías de Rusia e Irán.