Las declaraciones del embajador saudí en el Líbano realizadas al día siguiente del discurso del secretario general de Hezbolá, y en las que criticó a este último no han pasado desapercibidas.
Las declaraciones del embajador saudí en el Líbano, Ali Awad al Assiri, realizadas al día siguiente del discurso del secretario general de Hezbolá, Hassan Nasralá, y en las que criticó a este último no han pasado desapercibidas.
“Ellas constituyen una violación de la regla diplomática impuesta a los embajadores de no interferirse en los asuntos internos del Líbano”, dijo el diputado de Hezbolá Hassan Fadlalá.
Assiri debería saber que “que un embajador no debe comentar las posturas de los dirigentes de un país ni dictar a los diputados libaneses lo que deben hacer”.
Este diplomático “cree poder atacar a una importante figura nacional, árabe e islámica del calibre de Sayyed Nasralá o influenciar en las opciones de los libaneses, que son independientes de toda voluntad extranjera”.
Según Fadlalá, “este comportamiento, incompatible con la misión diplomática de la que está encargado, hace necesario que el gobierno libanés ponga fin a esta injerencia flagrante en los asuntos internos del país”.
Estas declaraciones “son la expresión de la decepción y frustración (de Assiri) y son debidas al fracaso de su actividad diplomática, que quiere ocultar las realidades mediante donaciones de dinero y una campaña mediática, que busca contrariar las verdades y evidencias presentadas por Sayyed Nasralá sobre el papel de Arabia Saudí en lo que se refiere a torpedear el dossier presidencial y sobre la realidad de la ofensiva contra el pueblo yemení oprimido”, añadió el diputado de Hezbolá.