Grupos extremistas que azotan Oriente Medio utilizan la violencia sexual como un arma para atemorizar y lograr sus objetivos de imponer un califato.
Grupos extremistas que azotan Oriente Medio utilizan la violencia sexual como un arma para atemorizar y lograr sus objetivos de imponer un califato, denunció el viernes una funcionaria de Naciones Unidas especializada en el tema.
En una rueda de prensa, la representante para la Violencia Sexual en Conflictos, Zainab Bangura, se refirió en particular al accionar del EI, que siembra el terror en Siria e Iraq, países visitados el mes pasado por ella.
Los terroristas han institucionalizado la violencia sexual contra las mujeres, un aspecto central de su ideología y conducta, advirtió.
De acuerdo con Bangura, el EI promete a los extremistas mujeres como premio y obtiene cuantiosos recursos mediante el tráfico humano, la prostitución y el pago de rescates por sus secuestros.
"Las niñas son desnudadas y examinadas como mercancías en mercados sexuales, también son clasificadas y enviadas a combatientes y jefes u obligadas a contraer matrimonio", subrayó.
Según la representante de la ONU, en su periplo por Oriente Medio conoció víctimas y escuchó testimonios de afectadas.
“Una mujer tuvo que casarse más de 20 veces, y en cada ocasión fue intervenida quirúrgicamente para “reparar su virginidad”, lamentó.
Los takfiris utilizan los crímenes sexuales en los territorios bajo su control para desplazar poblaciones, castigar, humillar, desmoralizar y obtener informaciones de inteligencia.
Bangura explicó a Prensa Latina que son enormes los desafíos para asistir y rehabilitar a las sobrevivientes.
Existen refugios, pero no alcanzan para atender a tantas víctimas, y faltan los recursos en el terreno, señaló.
Para la diplomática de Sierra Leona, el trauma que sufren mujeres y niñas con frecuencia es muy difícil de superar.
"Vemos a niñas que pasan de un dueño a otro, cómo ayudar emocionalmente a alguien con tan triste experiencia", dijo.
Asimismo, llamó la atención sobre el problema del silencio que muchas veces acompaña a las víctimas, quienes prefieren no enfrentarse a prejuicios y otras conductas que desestimulan la denuncia y la búsqueda de ayuda.
PL