La provincia de Idleb, donde los cristianos han vivido durante casi 2.000 años, está siendo objeto de una “limpieza religiosa” por parte de los terroristas wahabíes del Frente al Nusra.
La provincia de Idleb, donde los cristianos han vivido durante casi 2.000 años, está siendo objeto de una “limpieza religiosa” por parte de los terroristas wahabíes del Frente al Nusra, apoyados por Turquía y Arabia Saudí.
El Frente al Nusra, vinculado a Al Qaida, ha obligado a los cristianos a abandonar las ciudades de Idleb y de Yisr al Shugur después de tomarlas recientemente.
Tras la entrada de los terroristas en ambas ciudades muchos cristianos huyeron a través de los campos hacia las áreas controladas por el Ejército sirio. Algunos de ellos han llegado a la vecina provincia de Latakia.
Una minoría decidió, pese a los riesgos, permanecer en las dos ciudades donde sus antecesores vivieron durante siglos, pero los grupos armados wahabíes han decidido expulsarlos y han confiscado sus propiedades y su dinero.
En la Iglesia Ortodoxa Griega de San Andrés, en Latakia, viven ahora decenas de refugiados. Uno de ellos, procedente de Yisr al Shugur, señaló, que había tenido que desplazarse de forma continua desde un lugar a otro para huir de los terroristas”.
Otro refugiado señaló, “Tuvimos que salir rápidamente de la ciudad y lo dejamos todo detrás. Sólo tenemos nuestras vidas y las vidas de nuestros niños. Vivimos una tragedia real”.
El Frente al Nusra no sólo ha confiscado las propiedades de los cristianos en Idleb y ha expulsado de la ciudad a los que allí quedaban sino que encarceló a un clérigo, el padre Ibrahim Farah, durante varios días.
Algunos cristianos han decidido unirse a las milicias pro-gubernamentales en la esperanza de que el Ejército sirio recupere pronto sus ciudades y ellos puedan volver a una vida normal.
Siria ha sido, bajo el mandato de Bashar al Assad, un país tolerante donde todas las religiones convivían en paz. Los extremistas wahabíes, sin embargo, dominan el campo de la rebelión en Siria y han cometido masacres contra las minorías religiosas -como cristianos, alauíes y shiíes- así como otros actos de persecución.
A pesar de estos hechos algunos países como Francia y EEUU apoyan a tales grupos extremistas en la esperanza de lograr un cambio de régimen en Siria.