Recep Tayyip Erdogan amenazó el viernes a Francia con graves consecuencias si se aprueba un proyecto de ley que penaliza la negación del genocidio armenio, que Turquía siempre ha negado.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó el viernes a Francia con “graves” consecuencias si se aprueba un proyecto de ley que penaliza la negación del genocidio armenio, que Turquía siempre ha negado. Ankara ha pedido personalmente al presidente, Nicolas Sarkozy, que intervenga para bloquear el proyecto.
“Si este proyecto es aprobado, el impacto en las relaciones políticas, económicas, culturales y de todos los ámbitos con Francia, será grave”, advirtió Erdogan en una carta dirigida al jefe del Estado francés, informó la agencia oficial de noticias Anatolia.
Erdogan, cuyo país nunca ha reconocido el así llamado “genocidio armenio” (1915-1917), ha advertido acerca del impacto “irreparable” en las relaciones franco-turcas que tendría el voto del texto por parte del Parlamento francés.
“Espero sinceramente que Vd. mantenga su promesa de frenar las iniciativas de este tipo y evitar así medidas que pudieran tener consecuencias irreparables” para las relaciones bilaterales, dijo Erdogan.
También pidió a Francia que muestre un “sentido común” y evite que las relaciones franco-turcas se conviertan en “rehenes de las reclamaciones de terceros”, en referencia a Armenia.
“Este proyecto de ley va dirigido contra la República de Turquía, la nación turca y la comunidad turca en Francia y nosotros la consideramos como hostil”, dijo Erdogan.
El texto, que prevé un plazo de un año de prisión y una multa de 45.000 euros en caso de negación del genocidio armenio, será examinado el 22 de diciembre por la Asamblea Nacional francesa.
La embajada turca en París ya ha advertido que un voto favorable el jueves próximo supondría la llamada a consultas del embajador turco en Francia, Tahsin Burcuoglu, y la congelación de toda cooperación con París.
Este nuevo foco de tensión entre París y Ankara se produce en un momento en que las relaciones bilaterales, -tradicionalmente difíciles debido a la negativa de Francia a aceptar a Turquía, un país musulmán de unos 75 millones de habitantes, en la Unión Europea- habían mejorado recientemente gracias a un incremento de la cooperación, especialmente en lo que respecta a Siria y la lucha contra los rebeldes kurdos.
Turquía reconoce que más de 500.000 armenios murieron en Anatolia durante la Primera Guerra Mundial, pero, señala que no fueron víctimas de una campaña premeditada de exterminio, sino una consecuencia del caos de los últimos años del Imperio Otomano y de la alianza de los armenios con el enemigo ruso.
La diáspora armenia en Francia, que consta de 500.000 personas, ha presionado para convertir éste en un tema electoral antes de las elecciones presidenciales de 2012.
Dos delegaciones turcas, una de parlamentarios y otra de empresarios e industriales, visitan esta semana París para tratar de convencer a los responsables políticos y los parlamentarios franceses que den marcha atrás en este proyecto.
Observadores turcos creen que si los parlamentarios franceses votan el texto, el gobierno turco impondrá sanciones contra Francia impidiendo a sus empresas -que son varios centenares en Turquía- participar en lucrativos proyectos en los campos de la construcción, el transporte o el armamento.
El ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, que ha acusado a Francia de tener una “mentalidad medieval” en este asunto, hizo hoy un llamamiento a los representantes de las empresas francesas que operan en Turquía para que presionen al gobierno francés.