Luqman Slim, el jefe del grupo de los llamados “Shiíes de la Embajada”, no quiere creer que haya suspendido el examen del Departamento de Estado de EEUU.
Luqman Slim, el jefe del grupo de los llamados “Shiíes de la Embajada”, no quiere creer que haya suspendido el examen del Departamento de Estado de EEUU. Finalmente, Washington puso fin a uno de los más importantes proyectos encargado al “activista de los derechos civiles”, que tenía que “atacar a Hezbolá como movimiento de resistencia”, debido a su fracaso para “completar la tarea”.
El 10 de abril de 2015, Slim, director de la asociación Hayya Bina (Vamos), recibió un mensaje turbador de Washington en el que se le informaba de que la Administración de EEUU había decidido dejar de financiar su programa, para el que había obtenido apoyo desde 2013. Este mensaje fue muy duro para el “activista comunitario”, que se había hecho notorio en los pasados años gracias al proyecto.
Este último era un plan estadounidense para “crear un grupo hostil a Hezbolá como movimiento de resistencia dentro del entorno shií”. El mensaje que fue enviado a Slim hace dos meses indica que “el Departamento de Estado pide la detención inmediata de todas las actividades que buscan crear una voz moderada e independiente shií” y que “Hayya Bina tiene que cancelar toda la financiación a estas actividades”.
La razón real de la detención del programa fue el “cambio de prioridades del Departamento de Estado de EEUU hacia el Líbano”, aunque algunos responsables del Departamento señalaron que la decisión se produjo después de que “el plan fracasara en alcanzar sus objetivos” y añadieron que la evaluación realizada por los norteamericanas sobre Hayya Bina, a finales de 2014, fue que el grupo “no está haciendo lo suficiente para difundir la moderación entre los shiíes”.
Slim está ahora aturdido, e incluso en un estado de negación, y no quiere creer que haya fracasado en la tarea que Washington le encomendó. Él prefiere vincular la decisión norteamericana de detener su proyecto a “la política de apertura del presidente Barack Obama hacia Irán”.
“Claramente vemos que la política de EEUU en el Líbano busca no molestar a Hezbolá. Esto está claro. Ellos no harían nada que perturbe a Hezbolá”, dijo Slim a algunos medios locales y extranjeros en los pasados días.
La irritación de Slim es comprensible. Cuando se leen los informes de la Embajada de EEUU sobre los encuentros previos a la puesta en marcha del proyecto, se ve que “el activista shií anti-Hezbolá y residente en los suburbios del sur” (como lo describe uno de los embajadores estadounidenses) jugaba un papel fundamental en este programa. Él incluso “sorprendió” a los norteamericanos al mostrar su “plena disposición a colaborar con los israelíes en un futuro inmediato después de que discutiera este tema con un asesor del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, en Washington (telegrama No. 08BEIRUT750 fechado el 22 de Mayo de 2008).
Slim solía hacerse acompañar a sus frecuentes cenas con los sucesivos embajadores de EEUU por algunos “colegas shiíes independientes”. Como resultado de sus actividades, él recibió 640.000 dólares para su organización Hayya Bina con el fin de crear “una voz moderada shií anti-Hezbolá”. El presupuesto del proyecto era para cubrir el período desde junio de 2013 hasta diciembre de 2015. Sin embargo, la decisión de congelar los fondos desde abril de 2015 canceló el pago de 200.000 dólares que faltaban por entregar. Esto ha incrementado la ira y el resentimiento de Slim.
En Washington, dos congresistas del Comité de Relaciones Exteriores, Ed Royce y Eliot Engel (conocido este último por sus posturas pro-sionistas), enviaron una carta al secretario de Estado, John Kerry, hace varios días en la que expresaban “su preocupación por el cambio de prioridades en la financiación de proyectos en el Líbano”. Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado, Edgar Vasquez, aseguró que “frenar las capacidades militares y terroristas de Hezbolá continúa siendo una prioridad del gobierno de EEUU”.
Cabe señalar que el de los “Shiíes de la Embajada”(Shia al Safara en árabe) es un grupo de figuras libanesas (activistas, periodistas, empresarios, etc) que fueron seleccionados por el Departamento de Estado sobre una base doctrinal con el fin de implementar un plan aprobado en 2006 con un objetivo documentado: “Desacreditar a Hezbolá entre los jóvenes libaneses y crear una alternativa al mismo”. Uno de los objetivos era el de “atacar a Hezbolá desde dentro del ambiente shií”.
Los documentos de Wikileaks prueba que aquellas figuras libanesas (en su mayoría de la comunidad shií) que estuvieron implicadas en este plan eran plenamente conscientes de sus objetivos.
Sabah Ayyoub