La comunidad internacional no debe destruir el “califato” del EI sino transformarlo, estima Richard Barrett, ex jefe del Departamento Antiterrorista del MI6.
La comunidad internacional no debe destruir el “califato” del EI sino transformarlo, estima Richard Barrett, ex jefe del Departamento Antiterrorista del MI6, el servicio de inteligencia británico, a pesar de las atrocidades cometidas por los terroristas.
Barrett afirmó, en un artículo publicado en The Independent, que el EI invadió la mutad de Iraq y Siria -aunque no menciona sus últimos retrocesos- y que la comunidad internacional debería contribuir a “detener los combates en estas zonas”, una medida que buscaría proteger al EI frente a las ofensivas dirigidas contra él en Siria e Iraq.
¿Qué es lo que esto significa?
Que el EI puede tomar rehenes, vender mujeres como si fueran paquetes de cigarrillos y prohibir las religiones o escuelas islámicas que desee. Y frente a esto, Barrett propone una transformación del EI en “algo con lo que los sirios, los iraquíes y el resto del mundo pueda vivir”.
Incluso si la población siria e iraquí no está de acuerdo con la presencia de estos terroristas, que proceden en su mayor parte del extranjero, el ex jefe del Departamento Antiterrorista del MI6 cree que la nueva entidad continuará existiendo de una forma u otra y que resulta “exagerado” decir que el EI es una de las mayores amenazas del mundo.
“Por el momento, este estado es agresivo, intolerante, despótico y no deja lugar al compromiso,” pero la verdad es que, según él “a pesar de su despotismo, el EI ofrece a los habitantes de las zonas bajo su control una mejor gestión de los asuntos públicos que los regímenes precedentes”. Él afirma que la justicia del EI, a pesar de su carácter brutal, es “rápida y más justa”.
Esta afirmación resulta sorprendente habida cuenta el trato que el EI dispensa a los cristianos, los shiíes y los civiles en Siria e Iraq.
El ex dirigente del MI6 afirma que el gobierno británico ha modificado la legislación antiterrorista para prohibir a sus ciudadanos unirse a grupos antiterroristas en Siria e Iraq por su temor a que estos individuos organicen a su retorno atentados. Sin embargo, Barrett considera que “no todos los que viajan a Siria o Iraq para combatir son terroristas”. Él afirma que el EI todavía no ha enviado a nadie a Europa para organizar atentados, aunque el grupo haya hecho un llamamiento a todos sus partidarios para que “hagan todo lo posible” para proseguir su misión una vez que regresen a casa.
Barrett cree que una política inteligente vería a estos individuos que regresan a sus hogares como “un recurso potencial” en lugar de una amenaza.
No queda ya más que esperar a que estos “recursos” exploten en una calle de Londres. Sin embargo, las declaraciones de Barrett se acoplan bien a la política del Reino Unido que durante décadas ha dado asilo en su suelo a algunos de los terroristas más sanguinarios para emplearlos contra los países árabes.