A pesar de la campaña de intimidación previa al referéndum de Grecia, la gran mayoría de los griegos (61 contra un 38%) votaron “No” a las condiciones impuestas por la troika...
A pesar de la campaña de intimidación previa al referéndum de Grecia, que incluyó una enorme presión de los grandes medios, incluyendo los griegos, y la difusión de falsas y manipuladas encuestas que daban la victoria al “Sí”, la gran mayoría de los griegos (61 contra un 38%) votaron “No” a las condiciones impuestas por la troika -la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI- a Grecia con el fin de extender el programa de “rescate” que terminó el 30 de Junio pasado.
Pese a la amenaza de muchos líderes europeos a los griegos en el sentido de que su rechazo a políticas más fuertes de austeridad sería desastroso para su país y podría llevar a su salida de la zona euro, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, mostró su confianza a que “un camino pueda ser abierto mañana hacia un retorno a los principios fundadores de Europa”.
No cabe duda, en este sentido, que el rechazo mayoritario de los griegos a las propuestas de la troika reforzará la postura del gobierno griego en la mesa de negociaciones y su defensa de los principios de la democracia y la solidaridad, como declaró Tsipras después de la votación. Él considera que la UE necesita un acuerdo tanto como Grecia.
Al mismo tiempo, manifestaciones de apoyo en Barcelona, París, Dublín y Frankfurt han expresado su solidaridad con Grecia y la protesta contra las políticas de la UE. Mientras que las fuerzas de izquierda de Europa han saludado el resultado y el rechazo de los griegos al chantaje, algunos políticos conservadores y socialdemócratas han manifestado su irritación y sorpresa por estos resultados. En este sentido, el vicecanciller y líder del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Sigmar Gabriel, dijo al diario alemán Tagesspiegel que tras el referéndum de hoy, el Gobierno de Atenas “ha roto los últimos puentes" que podían llevar a un compromiso entre Europa y Grecia. “Con el rechazo a las reglas de la zona del euro, como se refleja en el mayoritario “No”, las negociaciones sobre millonarios programas de rescate son difíciles de imaginar”.
En realidad, la propuesta de la troika para Grecia era prácticamente imposible de aceptar. A cambio de un programa de ayuda de 15.500 millones de euros, Atenas debía de aceptar nuevas medidas de austeridad salvajes, como recortes de pensiones y salarios, que vendrían a agravar la situación de pobreza que sufre ya el pueblo griego debido a cinco años de políticas de este tipo y que han llevado a una fuerte caída del PIB del país. Este programa fue calificado de “terrorista” por el ministro de Finanzas griego, Vannis Varovakis, que dimitió poco después del referéndum para dejar espacio a Tsipras para una posible negociación.
Varufakis señaló, sin embargo, que la UE no puede permitirse mantener su posición de arrogancia dado el hecho de que “si Grecia colapsa, se perderán mil billones de euros -el equivalente al PIB de España- y Europa no podría soportar eso”. Por su parte, y a pesar de las declaraciones de responsables políticos alemanes que afirman que Europa está preparada para la salida de Grecia del euro, el presidente del Banco Central Alemán, Jens Vaidman, ha advertido a la canciller Angela Merkel, una de las mayores detractoras de la postura de Grecia y su gobierno, que la salida de Grecia de la moneda europea provocaría pérdidas de miles de millones de euros en el presupuesto de Alemania y en las reservas del Banco Central Alemán -que posee una gran parte de la deuda pública griega-, según el periódico alemán Handelsblatt. Por ello, algunos analistas creen que las amenazas europeas de “sacar a Grecia del euro” no son realistas e intentan más que nada “convertir a Grecia en un ejemplo negativo para otros países como España, Portugal, Irlanda, Chipre e Italia”, que sufren también graves problemas económicos y podrían, en un momento dado, seguir la senda de Grecia.
En este mismo sentido, el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, cree que la salida de Grecia del euro llevaría a una “pérdida de la reputación de Europa en todo el mundo y una pérdida de credibilidad también... incluso aunque fuéramos capaces de superar esto en términos de política monetaria y fiscal”. Él añadió que China, India y EEUU están mirando a Europa para ver si ella es capaz o no de superar esta crisis.
En realidad, la crisis griega no es la única que se está larvando en Europa y ha servido también de manifiesto las divisiones entre los países del Sur e Irlanda, por un lado, y las naciones del Norte, fundamentalmente Alemania, por otro. Esto tiene lugar además en un contexto difícil para la UE, que sufre la crisis provocada por las fuertes pérdidas económicas derivadas de la imposición de sanciones contra Rusia y el deterioro de la seguridad en el Mediterráneo debido a la expansión del terrorismo del EI en la región.