Nuevos ataques armados como el del pasado 26 de junio son una posibilidad tangible, advirtió el primer ministro tunecino, Habib Essid en una alocución ante el parlamento difundida el miércoles.
Nuevos ataques armados como el del pasado 26 de junio son una posibilidad tangible, advirtió el primer ministro tunecino, Habib Essid en una alocución ante el parlamento difundida el miércoles.
Un miembro de Estado Islámico armado de un fusil automático abrió fuego contra una masa de turistas en la ciudad balneario de Port Kantaui el pasado día 26 y mató a 38 extranjeros, 30 de ellos súbditos británicos, según el recuento oficial definitivo.
Estamos en una guerra feroz contra el terrorismo para proteger vidas y propiedades, defender al sistema republicano, el Estado civil y sus instituciones, dijo el jefe del gabinete, para argumentar la imposición del estado de emergencia por un mes.
Reveló que "las pandillas del terrorismo y el asesinato preparan otras operaciones para matar al mayor número de personas, minar la moral y detener la economía".
El turismo es una de las principales fuentes de ingresos de este país magrebí, carente de reservas de energía fósil y con una economía basada en los servicios.
En paralelo, las autoridades trabajan a toda prisa en la construcción de una barrera en su frontera con Libia, en el sureste, que debe estar completada para fines de año.
La decisión de erigir la valla, que tendrá una longitud de 186 kilómetros entre las ciudades de Ras El Jidr, en la costa mediterránea, norte, hasta la de Jiba, en el sur.
De acuerdo con las pesquisas el atacante, un estudiante universitario fue entrenado en Libia junto a otros comandos cuyas misiones eran realizar ataques y sabotajes en Túnez.
El ataque en Port Kantaui fue seguido del atentado dinamitero contra una mezquita shií en Kuwait, la muerte en circunstancias similares del fiscal general egipcio, Hicham Barakat y una ofensiva contra bases militares en la península de Sinaí.
PL